Pérdida auditiva congénita: causas, síntomas y tratamientos

Pérdida auditiva congénita

La pérdida auditiva congénita es una afección presente desde el nacimiento y afecta la capacidad del bebé para escuchar sonidos con claridad o, en algunos casos, para oír. Esta condición puede ser leve, moderada, severa o profunda, y su detección temprana es crucial para el desarrollo del lenguaje y la comunicación del niño.

La incidencia se estima entre 1 y 3 niños por cada 1.000 recién nacidos. Aproximadamente el 50%-60% de los casos de sordera congénita se deben a causas genéticas. Estas pueden ser:

  • Hereditarias. Cuando uno o ambos padres transmiten un gen relacionado con la hipoacusia.
  • Síndromes asociados. Algunas enfermedades genéticas incluyen la hipoacusia como síntoma, como, por ejemplo, el síndrome de Usher o el síndrome de Pendred.

La pérdida auditiva congénita también se puede dar por motivos no genéticos. Entre ellos:

  • Infecciones durante el embarazo. Enfermedades como la rubéola, citomegalovirus, toxoplasmosis o sífilis pueden afectar el desarrollo auditivo del feto.
  • Complicaciones en el parto. La falta de oxígeno al nacer (hipoxia), prematuridad extrema o bajo peso al nacer pueden aumentar el riesgo de hipoacusia.
  • Ictericia grave. El exceso de bilirrubina en sangre durante el período neonatal puede lesionar el nervio auditivo del bebé.
  • Exposición a sustancias ototóxicas. Algunos medicamentos o toxinas pueden dañar el sistema auditivo del bebé antes o después del nacimiento.

Síntomas de la pérdida auditiva congénita

Los bebés son evaluados después del nacimiento, lo que significa que, si sufren una pérdida auditiva, se detectará. Sin embargo, cuando hablamos de pérdida auditiva congénita, puede ser más complicada de descubrir si es leve, solo es de un oído o se desarrolla más adelante.

Aunque puede ser difícil de detectar en lactantes y niños pequeños, algunos signos que pueden alertar a los padres y médicos es la falta de respuesta a sonidos fuertes; ausencia de balbuceo o reducción de vocalizaciones a los pocos meses de vida; no reacciona a la voz de sus padres o sonidos familiares y retrasos en el desarrollo del lenguaje.

Tratamientos para la pérdida auditiva congénita

Una vez diagnosticada la pérdida auditiva congénita, es fundamental iniciar el tratamiento de inmediato para favorecer el desarrollo del lenguaje y la comunicación. Las opciones dependen de la causa y severidad de la hipoacusia.

En algunos casos, la pérdida auditiva puede corregirse mediante cirugía. En otros, la solución será audioprotésica o bien mediante el uso de audífonos (estos dispositivos ayudan a amplificar el sonido y mejorar la audición en casos de pérdida auditiva leve a severa) o bien mediante el implante coclear (para niños con pérdida auditiva profunda que no obtienen beneficios de los audífonos).

Independientemente del tratamiento, es fundamental la intervención de un logopeda para ayudar al niño a desarrollar habilidades de comunicación, mejorar su comprensión del lenguaje y fomentar su inclusión en el entorno escolar y social.

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